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"hispanoamerica: del Sistema Colonial a un falso Republicanismo" Una novela basada en los relatos de Inocencio Picantoso
Contributor(s): Paradela, Luciana D. (Illustrator), Hernandez, Carlos G. (Author)

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ISBN: 1536906255     ISBN-13: 9781536906257
Publisher: Createspace Independent Publishing Platform
OUR PRICE: $14.20  

Binding Type: Paperback
Language: Spanish
Published: August 2016
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BISAC Categories:
- History
Physical Information: 0.85" H x 6" W x 9" L (1.22 lbs) 416 pages
 
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Publisher Description:
La revoluci n que condujo a la independencia de Venezuela -y podemos incluir en este mismo saco a otros pa ses hispanoamericanos - estuvo muy lejos de tener un car cter popular. Una necesaria caracter stica que es tan imponente siempre y a veces tan terrible, y ante la cual son peque as todas las resistencias y miserables todas las intrigas. Aquella revoluci n, impulsada por una clase de hombres elevados, con talento, de cultas costumbres y abundantes riquezas, estaba dividida entre patriotas capaces de abnegaci n y sacrificios por la emancipaci n pol tica de su pa s, como los Bol var, los Miranda, los Tovar, los Ribas, los Mendoza, los Brice o y otros m s; y aquellos que s lo deseaban seguir formando parte de la naci n espa ola, pero que tambi n deseaban aumentar, en buena paz y sosiego, las posibilidades de participaci n pol tica en los destinos de su propia patria. En este grupo se ubicaron, adem s de los empleados de la Corona, el clero cat lico, y con muy pocas excepciones, los recalcitrantes mantuanos como los Toro, Los Andueza, los Rodr guez y muchos otros m s. Muchos de estos mantuanos, mon rquicos a m s no poder, pero tambi n deseosos de aumentar su poder econ mico y pol tico, desde los primeros momentos, por novedad, por principios de justicia, o simple conveniencia econ mica, se sintieron entusiasmados con el movimiento independentista; pero, muy pronto se les disiparon los humos. Cuando vieron que conatos y peligrosas revueltas -en las que poco, o nada ten an que ganar, pero s mucho qu perder-, progresaban e invad an todos sus espacios vitales, cuando vieron que sus costumbres, creencias y sus modos de vida -profundamente hisp nicos-, estaban en serio peligro, se percataron de su grave error. La mayor parte de los criollos, espa oles y canarios que, enga ados o ciegos, apoyaron los acontecimientos del 19 de abril de 1810, compartiendo los mismos recelos y angustias, se dispusieron, con firme decisi n, no a aguardar el oleaje de la revoluci n, sino levantar diques de contenci n, alzando las banderas de la monarqu a y entonces nuestro pa s se hundi en un mar de sangre y de tragedia que durar a m s de 10 largos y angustiosos a os. Cien a os despu s de la independencia, a principios del siglo XX, la situaci n de la naci n venezolana se pod a resumir en dos palabras: frustraci n y abandono. El proyecto emancipador iniciado en 1810 por un grupo de ilusos j venes, que se promet a un pa s libre y pr spero, era todav a una lejana ilusi n. Las hermosas intenciones emancipadoras hab an sido llevadas adelante en forma entusiasta, m s no en forma racional. El devenir del proceso independentista indicaba claramente que el pueblo venezolano no estaba preparado para ello. Como consecuencia de esta precipitaci n, los anhelados cambios pol ticos que se supon a forjar an un futuro mejor para el pueblo venezolano, hab an resultado, hasta ahora, un fraude. Lo mismo pod a decirse del resto de la Am rica espa ola. El nico cambio significativo hab a sido el de cambiar unos hombres con ansias de poder y riquezas, por otros hombres con las mismas, o tal vez peores, caracter sticas. Hasta ahora, los cambios ejecutados no hab an hecho otra cosa sino fortalecer el orden tradicional que hab a imperado hasta el presente. La estructura econ mica y social del pa s no hab a sufrido cambios significativos. Sin exagerar, se podr a afirmar que casi cien a os despu s de la Declaraci n de Independencia de Venezuela, el antiguo orden colonial segu a imperando sin mayores cambios. Y ahora con un agravante: la p sima situaci n econ mica. El pa s segu a en manos de un peque o grupo de afortunados quienes impon an sus designios al resto de la poblaci n, los pobres segu an siendo pobres, las desigualdades e injusticias sociales m s enraizadas que de costumbre, la esclavitud, con nuevas formas, segu an imponiendo su ley en la rep blica, por lo que, la libert
 
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